viernes, noviembre 19, 2004

Accesorios

Los hombres no son fin ni objeto ni meta ni nada de eso. Los hombres son accesorios. Van y vienen según mejor nos convenga. De acuerdo con la temporada, los gustos, la ocasión. Como la mejor de las pañoletas, como un par de aretes o un bolso de noche. Se adquieren, se usan y se dejan de usar. Nadamás. Hay unos que llegan solos, que son regalos. Hay otros que son nuestros luego de mirarlos en un aparador y pagar el precio. Pero no debe uno nunca olvidar que no lo son todo. Que su utilidad radica en el servicio que nos den y no nosotros a ellos. Los accesorios son para verse bien, sentirse bien. Para que una se luzca. Nunca compra una un bolso que sea màs que una. Eso deben aprenderlo muy bien todas las femme fatales. Miren bien a las tipas esas que cargan sus carteras de logotipos como si ellas no fueran otra cosa que un monograma. Lo mismo les sucede con los hombres. Son -piensan que son- porque traen el hombre al lado. Pobrecitas. Es una cuestión de poder. Los aretes de diamantes no son nada sin un par de orejas. No tienen otra función. Se vuelven postes inútiles, brillos derrochados si no hay quién los use. Pero una oreja es siempre una oreja con o sin diamante, con o sin perforación. Comprennez, mes petites?

domingo, noviembre 14, 2004

Para JT

Hay hombres a los que nunca se les ocurriría hacer ciertas cosas con una mujer.
Pobrecitos.
Ellos se lo pierden.